martes, 21 de octubre de 2014

Experimento al filo del teclado

"No supo reconocer el semblante dubitativo en aquel rostro sin boca y, a pesar de ello, continuó interrogándole hasta pasada la media noche, no por escuchar lo que tuviera que decirle, ya que sin boca poco o nada podría contarle, sino más bien por arrancar de esos ojos vacíos el menor indicio de empatía hacia los miles de personas cuyas vidas había reducido a la más absoluta miseria.
Aquel indicio de duda pasaría sin embargo desapercibido y, más tarde, el interrogador lo tendría que pagar caro pues sería él el siguiente en caer irremisiblemente en la miseria en aquel agujero hediondo que era Vidriópolis. La duda era la clave para alcanzar la cerradura que mantenía herméticamente cerrada su mente de cualquier amenaza que pudiera menoscabar su entereza y su entrega ciega a la causa y esa duda sólo podía asomar a través de su mirada abismal haciendo vibrar las cuerdas adecuadas, como un arpista haría con su arpa."

Esto que acabas de leer no es más que una especie de ejercicio o un intento de experimentación con algo que pudiera parecerse a la "autoescritura". Bueno, el caso es que lo escribí hace unos meses sin tener nada en mente, simplemente me puse delante del teclado y me dije "a ver que me sale si empiezo a hilar palabras una detrás de otra, sin una idea previa o un guión mental, para formar frases o algo parecido a una historia con cierta coherencia aunque carezca de trama o sentido. El resultado fueron esos dos párrafos de ahí arriba y, aunque cuando los acabé los dejé como borrador para intentar continuar la pseudo-historia que acababa de parir, he llegado a la conclusión de que mejor lo dejo estar así, como el comienzo a una historia abierta y aún no escrita que puedas acabar tú... o yo... o nadie.
En fin, quizás algún día repita este experimento para ver si me sale algo con más enjundia.